Agosto indie 2016: “El verano de May” y “El caso Fischer”

En Agosto nos llegan dos propuestas indies de lo más diversas, podremos escoger entre descubrir los entresijos de una familia a punto de romperse o meternos en la cabeza del mejor jugador de ajedrez de la historia.

El verano de May, Cherien Dabis, 5 de Agosto

La directora y guionista Cherien Dabis, que en esta ocasión se atreve a protagonizar su propio film, ofrece al guión unas experiencias que alimentan a todos los personajes y a todas las situaciones planteadas. Su nacionalidad estadounidense no la hizo inmune a una sociedad propicia a los estereotipos surgidos de su ascendencia JordanoPalestina y aunque fuese víctima de algún que otro incidente, Cherien decidió adaptarse a la cultura estadounidense por completo. La gran virtud que da base a su film consiste en seleccionar sus experiencias y aunarlas de una forma que ni el drama ni la comedia tomen las riendas, respeta su pasado sin compadecerse en el proceso. El personaje de May, una mujer estadounidense de ascendencia jordana que vuelve a Amman para preparar su boda, traza un desarrollo interno cuando al reunirse con su familia las dudas sobre su futuro empiezan a surgir.

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En la aparente máscara de dramedy familiar, surcan unas temáticas y reflexiones que establecen unos lazos muy interesantes entre los personajes del film y la “nueva” ola de comedia estadounidense de directores como Noah Baumbach y Judd Appatow. El verano de May, aunque sea menos histriónica y más cerrada en un humor puntual, nos muestra también esos estereotipos de falsos adultos y sus temores acerca de como afrontar la madurez que dan lugar a un duelo interno en el momento de dar un paso importante. La inseguridad que anida en los personajes construye todo el conflicto del film: la religión como escudo, el conformarse con el presente, el silencio como respuesta…

Hay que observar de cerca los entresijos familiares, parecen rotos pero solo esconden una red de deseos no realizados por el miedo a repetir los mismos errores y, por encima de todo, por miedo a la opinión pública. Hay una intención remarcada en mostrar al espectador las dos caras de Amman, por un lado nos muestra toda la potencia paisajística desde el desierto hasta el mar que reluce un carácter más turista; y por otro lado, retrata con ciertos rasgos caricaturescos las miradas (entre sorpresa y lujuria) de los habitantes a May haciendo sus carreras matutinas evocando una mentalidad muy cerrada y algo retrógrada.

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En lineas generales, se trata de un film correcto que consigue navegar entre la comedia y el drama sin naufragar. Sólo la protagonista se pierde en sus decisiones y logra encontrar en el lugar más recóndito una respuesta a sus preguntas. Puede parecer en primera instancia una más entre el montón, pero realmente logra captar la atención y consigue adentrarnos en sus dudas y resoluciones.

El caso Fischer, Edward Zwick, 12 de Agosto

Titulada en inglés “Pawn Sacrifice” (El sacrificio del peón), volvemos a presenciar la laureada e histórica partida de ajedrez entre Bobby Fischer y Boris Spassky, esta vez bajo el guión de Steven Knight (Locke, Peaky Blinders) y la dirección de Edward Zwick (Leyendas de pasión, El último samurai, Diamante de sangre). Nos introducen en la juventud de Fischer, sus primeras partidas y su rápido desarrollo como genio indiscutible del ajedrez, vemos como la actitud obsesiva del personaje le lleva a alejarse de la sociedad y adentrase en su propia mente para conseguir un único objetivo: ser el mejor jugador de ajedrez de la historia.

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Zwick consciente de lo que tenía entre manos decidió apostar por la fuerza unívoca del personaje de Fischer, enfrentarlo a si mismo, un combate entre la locura y la genialidad que llegase al espectador como una arma de doble filo. Para justificar las acciones de ese personaje tan lejano y tan cercano, hacía falta establecer un pequeño detonador que hiciese al público empatizar con él sin dejar de ver todo el peligro que suponía un personaje como ese. El conflicto entre los estadounidenses y los soviéticos, la guerra fría, parece conducir al protagonista a una partida de ajedrez que simbólicamente puede constituir en el enfrentamiento directo más evidente de ese periodo; la ira, la soberbia, la inseguridad, la comprensión y la impotencia, un sinfín de sentimientos y emociones surcan a los jugadores, la cordura de sus participantes cuelga de un hilo.

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Tobey Maguire borda al inestable Fischer y Liev Schreiber al frío Spassky. Todo parece tener su lógica, el biopic no destaca por sus intentos de alejarse de una narración convencional sino de la visión más humana del icono de la cultura estadounidense. ¿Se puede seguir unívocamente a un hombre inestable como Fischer?¿Puede el ajedrez decidir el transcurso de una guerra? En las casi dos horas de metraje, se responden a muchas preguntas pero surgen muchas otras, la mejor baza es dejarse engullir por la narración alterada cronológicamente de la historia de un hombre que consiguió hacer mediática una “simple” partida de ajedrez.