Diciembre indie 2015: “Cop Car” y “Murder of a Cat”

Situaciones y sucesos poco habituales llenan el calendario Indie en este último mes del 2015, recuperamos a un Kevin Bacon relevante y descubrimos nuevos talentos de la comedia absurda.

Cop Car

¿Qué ocurriría si dos niños se encuentran en un descampado un coche de policía, abierto y con las llaves puestas? Siguiendo una premisa muy clara Jon Watts, director y guionista del film, sitúa a los dos jóvenes protagonistas en un terreno hostil y pantanoso. Travis y Harrison serán perseguidos por un policía sin limites morales que después de enterrar a una víctima descubre que su coche policial ha desaparecido. Lo que en un principio se juega como un thriller, gradualmente se convierte en una comedia negra que mancha gran parte del film y hasta el desenlace del mismo, no desaparece.

Kevin Bacon, el policía malévolo, sufre de un patetismo muy humano con más astucia para enmendar los errores que para no cometerlos. Sigue en la linea de villano ficcional que últimamente le caracteriza, dejando de lado ese joven apuesto que revolucionaba todo un pueblo en Footloose, y más cercano al trágico policía de Mystic River. Potenciado por el múltiple punto de vista, adquiere el papel de antagonista y consigo un seguido de desdichas que atormentaran no solo a este sino a todos los personajes.

Cop Car 2

El tono irregular del film aleja al espectador de la acción haciendo un tanto difícil identificarse con unos o con otros, para solucionar esa evidente flaqueza se construye una secuencia climática que concentra todo el potencial dramático y sarcástico de la trama, para terminar bombardeando con una escena final propia de un film de autosuperación o de paso a la madurez. En cierta forma parece que se les vaya la situación de las manos, no solo a los dos chicos, sino a los propios guionistas y que vierta en el público un regusto de incoherencia. No obstante, funciona en su gran medida y atrae la atención esa situación tan descabellada, hay un interés para saber como se solucionará tal escenario, quizá precisamente por eso, por una expectación cada vez más alta, el final desencaja demasiado con la realidad para lograr satisfacer esa expectación creada.

Murder of a cat

 
Gillian Greene, mujer del director Sam Raimi, rescata a Fran Kranz salido del fin del mundo en el film La cabaña en el bosque, para traerlo directamente a una comedia sarcástica con un humor absurdo hecha a  medida para él. El argumento es bien sencillo: un treintañero que vive solo con su madre, tiene como mejor amigo a su gato, un día se levanta y descubre que su gato ha muerto ensartado por un flecha.

Cruzando pequeñas sátiras al género noire, mediante ese jazz tan estereotipado con la figura del detective, y del cine comercial como Los Vengadores o cualquier film de Michael Bay utilizando una planificación y puesta en escena excesivamente expresiva que roza muy a menudo con la vergüenza ajena y el ridículo; vemos un film compuesto por un personaje principal excéntrico que tiene que afrontar una situación aún más inusual.

Murder of a Cat

Sorprendentemente, es complicado apartar la mirada de la pantalla, la rareza lleva a una curiosidad que hace seguir inmerso en la trama. Hay que añadir el hecho de que J.K.Simmons, el profesor iracundo de Whiplash, tiene el papel de Sheriff de este particular pueblo dónde el asesinato de un gato lleva a descubrir mucho más que a un simple asesino.

Más allá de su extravagante propuesta, se puede percibir una intención muy clara de cómo se quiere narrar la historia y como quiere distanciarse de las habituales comedias “facilonas”. El trabajo detrás de éste film se concentra en la voluntad de hacer el cine de la forma que quiere uno mismo y de poder llevarlo a cabo, por imposible que parezca.