El hombre que conocía el infinito

Teniendo como antecedentes el matemático y profesor John F. Nash en Una mente maravillosa o el  matemático y criptógrafo Alan Turing en Descifrando Enigma, el desconocido director Matt Brown se enfrenta a una revisión en forma de biopic sobre el matemático hindú Srinivasa Ramanujan. Conocido por sus avances en el análisis matemático, la teoría de números, las series y las fracciones continuas, Ramanujan terminó ganándose un lugar en Cambridge con la ayuda del profesor matemático G.H.Hardy con quien estrechó lazos en una época de guerra y pre descolonización.
 
Dejando de lado la interpretación correcta de Dev Patel como Ramanujan; el papel como Hardy de Jeremy Irons es el eje de explosión dramática y el dinamizador de toda emoción dado a su papel como narrador omnisciente. Siguiendo unos patrones preestablecidos en este tipo de tramas, la narración fluye sin problemas en un metraje lleno de tópicos y estereotipos. Es tal la corrección con la que se afronta el film y lo superficial que resulta la forma de mostrar y afrontar los obstáculos, que realmente sorprende el hecho de que funcione como un todo.
 
La gran virtud que sustenta las casi dos horas de metraje es la fascinación que carcome, al profesor Hardy (y a todos nosotros), entorno a los conocimientos de un pobre indú autodidacta, surgido de la nada. El problema surge de la poca empatía que ofrece Patel, la relación con su esposa no resulta lo suficientemente creíble como para que nos importe el hecho de que la distancia los separe definitivamente, nos resultan mucho más simpáticos los comentarios de Littlewood (interpretado por Toby Jones) y el proceso hacia la intimidad de los dos personajes.

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La historia que precede al personaje de Patel es realmente increíble, las hazañas que perpetró para poder publicar sus descubrimientos, permitieron ampliar de forma severa el conocimiento entorno a las matemáticas. No obstante, el film de Brown carece completamente de esa imaginación que desborda Ramanujan, la simplicidad con que se afronta el biopic no es un impedimento para lograr lo que se propone: emocionar al espectador mediante una buena historia.