
31 Ene Febrero indie 2016: “The Gift” y “Carol”
Empezamos Febrero con la mirada puesta en dos estrenos indies muy diferenciados: el thriller de la mano de Joel Edgerton, actor y director delante y detrás de la cámara, y un melodrama inglés que entrecruzará a dos mujeres en una sociedad y un mundo incapaz de comprenderlas.
The gift, Joel Edgerton, 26 de Febrero
A muchos puede sorprendernos el hecho de que un actor, alguien que da su imagen para interpretar un personaje, de pronto se ponga detrás de la cámara y empiece a dirigir. Lejos de ser una práctica minoritaria, podemos ver como Angelina Jolie, Robert de Niro, Clint Eastwood o Jodie Foster han decidido dejar de recibir directrices para empezar a darlas. Todos ellos han desarrollado un director interno que les ha llevado de actuar a dirigir y controlar todo aquello que antes solo podían contemplar.
Joel Edgerton, cuyo rostro podéis haber visto en Black Mass, Warrior o Exodus, se une al elenco de actores/directores con su opera prima The gift un thriller atmosférico que poco a poco va encerrando los personajes en un seguido de malentendidos aparentemente casuales. Jason Bateman y Rebecca Hall interpretan a la pareja protagonista, Simon y Robyn, que justo acaban de mudarse en una nueva ciudad. Un casual encuentro con Gordo (Joel Edgerton), un compañero de instituto de Simon, empezará a revolver e inquietar a la pareja cuando la amabilidad hiperbólica que presenta éste a base de regalos y visitas sorpresa, se convierte en una pesadilla sin precedentes.
El juego de prejuicios que se establece de los protagonistas ante el antagonista, tiene la gran virtud de traspasar la pantalla y hacer cuestionar al espectador que posición tomar al respeto. Hay que decir que la contención de los sucesos en el tramo inicial del film resultan tan potentes, que elevan las expectativas y curiosidad del público a unos niveles demasiado altos, Edgerton consciente de ello intenta resolver y atar todos los cabos de forma sencilla para dar más espacio e importancia al giro final. No obstante, con el objetivo de satisfacer dichas expectativas, se le escapa de las manos el relato y rompe la veracidad de la trama con justificaciones de resultado poco creible.
Es gratificante que gran parte del film, juegue muy bien los recursos del género y se perciben unos conocimientos al respecto. La fotografía y el ambiente sonoro suman en la creación de una atmósfera muy propicia para las situaciones incómodas que actúan como suplemento a la caracterización de Gordo, un personaje lleno de matices extraños y poco habituales. Además logran construir escenas propias de un film de terror con una tensión muy efectiva. La opera prima de Edgerton puede ser la primera incursión en una carrera que habrá que seguir de cerca.
Carol, Todd Haynes, 5 de Febrero
Surgida como una adaptación de la novela The Price of Salt (escrita por Patricia Highsmith), Carol nos sitúa en Nueva York a principio de los 50’s, un mundo que parece haberse recuperado por completo de la Segunda Guerra Mundial para meterse de lleno en la modernidad. La narración nos adentra en la relación que mantienen Therese Belivet (Rooney Mara), una joven curiosa e interesada en la fotografía, y Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer en pleno proceso de divorcio y con un estrato social elevado. Sin caer en prejuicios ni banalidades, vemos en pantalla como dos personas cruzan las miradas y brota una conexión que las une, un amor profundo y necesariamente contenido. Pocas veces en el cine he visto una contradicción tan notoria y al mismo tiempo tan efectiva; el melodrama que envuelve la trama y que define el film está ahogado en el espacio que la contención le proporciona, y lejos de resultar un inconveniente, encuentra su expresividad en una Banda Sonora, un trabajo de cámara y la estética de una época increíblemente apropiadas.
Si uno no sabe leer y apreciar el código y subtexto que sobresale del mismo film, se puede caer en el error de considerar el ritmo lento, aburrido y el acting poco expresivo, limitado. Como resultado de un pequeño milagro, la sutileza de las miradas y sonrisas se convierte en la máxima expresión muy por encima de las palabras, el tiempo narrativo sorprende al empezar con la primera escena del último acto (in media res) y llevándonos de allí al inicio del primer acto. La capacidad de Haynes para afrontar la historia es deslumbrante, su juego de punto de vista describe a los personajes y nos guía hacia sus intimidades. Las subjetivas nos muestran los pensamientos interiores de las protagonistas, la lejanía de la acción deja espacio frente a los hechos y permite darles aire junto al espectador.
De principio a fin se construye un tejido, perceptible únicamente por el espectador y protagonistas, donde se mezclan tabúes y situaciones completamente actuales. Un divorcio corrosivo, la ignorancia de la sociedad, el deseo, el amor y la pasión…la edad como mera referencia y el amor prohibido como motor de la contención. Consciente de lo que está contando, Haynes encierra a las protagonistas detrás de ventanas, contándonos que aunque su rostro sea visible se esconden detrás de una barrera. Douglkas Sirk, Almodovar y Fassbinder, directores referencia del melodrama, son incomparables a la adaptación tan meticulosa y estilizada del director Californiano. Todos los departamentos se aúnan en conseguir la perfección visual y sonora que permitiera la existencia de un film de este calibre, excepcional.